Vereís, hace unos días, el 23 de diciembre, me acerqué a ver al peque al cole.
Aquello era un hervidero de emociones, de risas y colores...y ¿cómo no?, de villancicos también.
El peque estaba rodeado de sus compañeros de clase y cuando sonaron las panderetas, ¡ooohhh, su sonrisa iluminó unas veinte mil leguas de viaje submarino -o más- y me llegó!.
Entonces recordé cuando mi carita lucía igual que la de él porque....
Para ese instante, os dejo hoy esta magia volcada en diferentes emociones y lenguajes.
Es esa "cadena de favores" de la que os escribía al daros la bienvenida al Blog, ¿recordáis?
0 comentarios:
Publicar un comentario