¿Quieren ustedes que
les diga el secreto del mundo?
Pues el secreto está en que sólo vemos las espaldas del mundo.
Sólo lo vemos por detrás, por eso parece brutal.
Eso no es un árbol, sino las espaldas de un árbol;
aquello no es una nube, sino las espaldas de una nube.
¿No ven ustedes que todo está como volviéndose a otra parte y escondiendo la cara? ¡Si pudiéramos salirle al mundo por enfrente!… (Gabriel Syme).
G.K. Chesterton “El hombre que fue jueves”[1]
Pues el secreto está en que sólo vemos las espaldas del mundo.
Sólo lo vemos por detrás, por eso parece brutal.
Eso no es un árbol, sino las espaldas de un árbol;
aquello no es una nube, sino las espaldas de una nube.
¿No ven ustedes que todo está como volviéndose a otra parte y escondiendo la cara? ¡Si pudiéramos salirle al mundo por enfrente!… (Gabriel Syme).
G.K. Chesterton “El hombre que fue jueves”[1]
Siempre he pensado que
las diferentes iniciativas nacidas de la sociedad de a pie, de este pequeño
gran país de las maravillas que conformamos, son el eje transformador de los
pequeños cambios que, cual efecto mariposa, generan esas variaciones
insignificantes que, a la postre, sacuden los grandes cambios.
Y esa es la esencia
vital de las personas que nos hemos juntado en esta Fundación, para soñar y
crear un futuro diferente, y dedicamos nuestro tiempo y todos los recursos de
los que disponemos, incluidas la creatividad o el talante emprendedor, para construir
puentes y apuestas más que audaces, pero bien gestionadas, porque “las
aventuras pueden ser locas, pero el aventurero debe estar cuerdo“, y que ya
nos invitaba a pensar sobre ello “Gabriel
Syme” en la novela “El hombre que fue
jueves”.
Saber mirar al
futuro de frente, encararlo y hacerlo nuestro, es sin duda, la forma y la
táctica. Ya lo decía también Mario
Benedetti, “Mi táctica es mirarte, es aprender como sos (…), mi táctica es ser
franco y saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros para que entre
los dos no haya telón ni abismos”; en cambio, nuestra estrategia como
Fundación es más profunda y, a la vez, más simple y sencilla, es seguir siendo
esas personas de a pie, con la mirada en el futuro, “en el mundo por enfrente”,
y con las manos, la cabeza y el corazón centrados en la tarea de construirlo
con audacia, con acierto, con proyección más allá del “aquí y ahora”.
Porque en eso consiste
“vivir”, en encararlo por enfrente y no dejar que nunca nos dé la espalda, ¿no creéis?
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